dilluns, 30 d’agost del 2010

Democracia y Universidad . José Saramago. Sobre la democracia, utopía, educación y implicación

Editorial complutense. 2010. Leído y resumen finales de agosto del 2010.

Hoy vivimos en una plutocracia (el gobierno de los ricos). En la universidad, y en la educación en general, falta algo de “aprendizaje de la ciudadanía”, de tener espíritu crítico, que no se resigne y activo para repercutir en la sociedad.

Borraría la utopía del diccionario y de la mente de las personas. ¿Quién nos dice que es lo que querrán las personas de aquí a 150 años? Sólo existe el día de mañana.

Sólo cabe un pensamiento: “esto no puede seguir así, este problema lo tenemos que solucionar ya y entre todos”. Hay que agarrar a los toros por los cuernos y hacerlo con nuestras manos, no delegar. El cambio que necesitamos no es tecnológico sino que lo que necesitamos es un cambio de mentalidad.

Tengo miedo del futuro por mi nieto (Umberto Eco).

Sobre la plutocracia.

Los gobiernos, para ser realmente democráticos, por pura lógica matemática, deberían integrar más pobres que ricos porque los pobres son más que los ricos (idea de hace dos mil años y pico, de Aristóteles).

Además, después de gastarnos el dinero en campañas, carteles, discusiones, mítines… luego llega el poder auténtico, el poder económico, al cual no se le vota, y desde un arriba (no democrático) dicta cómo tienen que ir las cosas.

Un ejemplo es la liberalización o contratos basura; antes no era así. Un día el poder económico le hizo saber al poder político que el trabajo para toda la vida no era de su interés. Nosotros lo aceptamos pensando que no nos afectaría a nosotros.

Hace poco se consiguió parar, a última hora, un nivel de deslocalización extremos. La normativa Bolkestein iba a permitir que una empresa estuviera en otro país sin respetar sus leyes.

Sobre la ciudadanía y su educación o instrucción.

Para el poder un buen ciudadano es aquel que cumple las leyes. Para el autor es aquél que tiene espíritu crítico, no se resigna, activo y que intenta integrar todas las perspectivas. Hay que coger los problemas sin medias tintas, agarrar el problema con nuestras manos en lugar de delegar.

A la universidad deberían llegar las personas instruidas y educadas. Ella colaboraría en hacer ciudadanos con espíritu abierto, reflexivo, con capacidad de análisis, informado de la situación en el mundo.

La universidad es el final del camino pero hay que ir al nacimiento del río, a la educación primaria y media. Hay que asumir el debate entre instrucción (transmitir conocimientos) y educar (dirigir, encaminar, adoctrinar). Los profesores no sirven para educar, no saben y no tienen los medios.

La familia y la sociedad están en crisis así que la escuela es el último refugio, la última esperanza de educar y poder construir estos ciudadanos.

Sobre la utopía.

La borraría del diccionario y de la mente de las personas.

Es aquello que supuestamente no se puede conseguir en nuestro tiempo vital pero quien nos dice que es lo que querrán las personas de aquí a 150 años? Posponer no vale la pena.

Sólo vale el día de mañana (que seguramente seguiremos vivos), hay que cumplir y hacer lo que necesitamos hoy.

La utopía ha hecho más mal que bien a la izquierda (habríamos acabado con el hambre, por ejemplo).

“Esto no puede seguir así”

Este debería ser el pensamiento común y diario de las personas; coger el toro por los cuernos.

Este problema lo tenemos que solucionar ya y entre todos. Hay que huir de la permisividad (ha hecho y hace mucho mal).

Hasta donde puede aguantar el mundo y las personas sin intervenir?

Reflexiones sin desarrollar.

La duda molesta pero hace caminar, la certeza asienta y paraliza.

La calidad se considera ridícula y presuntuosa.

Nosotros estamos aquí porque otros murieron y nos dejaron paso (no soñar ni luchar por la vida eterna).

Sí a la eutanasia.

[Reflexión personal: A más años se piensa más tranquilamente, cómo si se tuviera más tiempo; es curioso y contradictorio. Lo lógico sería a más edad más ganas de implicarse en cambiar las cosas; más radicalidad]