dimecres, 29 d’octubre del 2008

BRÚJULA PARA NAVEGANTES EMOCIONALES. Elsa Punset

El libro está dividido en 9 capítulos que se respetan a la hora de hacer el resumen. Dichos capítulos son:

1. La construcción del nido.

2. la llegada de los hijos.

3. la resolución de conflictos.

4. el camino hacia la madurez adulta.

5. Las emociones del resto del mundo.

6. El aprendizaje del amor y del sexo.

7. Emociones negativas y ego.

8. Emociones positivas e intuición.

9. El adulto libre: el desaprendizaje.

Además de estos apartados, el resumen también cuenta con un décimo punto, frases destacadas del libro.

  1. Construcción del nido.

Las emociones determinan, consciente o inconscientemente, como sentimos el mundo. Hay dos tipos de emociones, las positivas y las negativas; estas últimas, pese a su mala fama, nos han ayudado y nos ayudan a sobrevivir.

Es imposible vivir sin ellas y por tanto hay que conocerlas y reconocerlas ya que sinó pasan al inconsciente y nos pueden desbordar en cualquier momento.

Toda decisión está influida por la emociones y ni la sociedad ni las familias nos suelen enseñar a gestionarlas. Primero sentimos y luego pensamos y actuamos. Las emociones mandan sobre nuestros pensamientos.

Saber no es ni la mitad de importante que sentir (por tanto hay que soltar lastre de contenidos y dejar espacio para que puedan expresar sentimientos).

No existen estados emocionales neutros; todos los hechos nos afectan positiva o negativamente; por eso la indiferencia es más peligrosa que la ira o el odio.

La importancia de la seguridad emocional des de la infancia. Una relación afectiva sólida des de la infancia permite crear el molde biológico y emocional para las relaciones futuras de la persona.

Tipologías; estilos educativos.

Depreciativo.

Condenatorio.

En los dos primeros casos los sentimientos del niño no son válidos. Si decimos lo que deben sentir, les enseñamos a desconfiar de sus propios sentimientos cuando todas las emociones y deseos son aceptables (no así los actos que ellas puedan provocar).

No intervencionista à pase lo que pase lo aceptamos; esto suele acarrear miedos pues tienen que cargar con decisiones impropias de su edad; este patrón suele provocar que sean impulsivos y con baja capacidad para lograr sus metas.

Emocionalmente competente.

Estrategias.

Guiarse por criterios claros y concretos pero no por reglas rígidas.

Dar amor incondicional.

Permitir el desarrollo de la autoestima.

Enseñarles a responsabilizarse de sus actos.

Enseñarles a respetar las necesidades de los demás.

Aplicar “la prueba del vecino”, es decir, comportarse como si hubiera entrado, por unos momentos un vecino en casa[1].

Es importante la autenticidad ya que el niño percibe de forma intuitiva y por imitación. Si no se da aprenden que es admisible decir una cosa y hacer otra.

Es importante que sepan nuestra motivación para hacer las cosas.

Tener cuidado con…

Las expectativas (ya que a veces no dejan ver la realidad que tenemos delante).

La humillación.

Las etiquetas.

Las palabras jamás y nunca (hay que eliminarlas).

Las comparaciones.

La crítica constante.

Lo más importante es la felicidad y, por tanto, no hay que ser esclavo de nuestros deberes.

  1. La llegada de los hijos.

Los hijos permiten reconocer y curar las heridas porque evocan nuestra infancia.

La necesidad básicas de cualquier hijo es el amor. En este sentido solemos atender primero las necesidades físicas (pues son más sencillas) pero tratamos menos (o incluso olvidamos) el amor, que será lo que les permitirá tener seguridad para amarse y para amar a los demás. Hay que tener en cuenta que los hijos, antes que el lenguaje perciben mensajes emocionales[2] (así, si los padres son poco expresivos los hijos suelen evitar el dolor del torbellino de las emociones ya que nadie les ha enseñado a pasar del malestar al bienestar ni a calmarse a sí mismos).

Los cuatro temperamentos: sangúneo, flemático, melancólico y colérico. Ninguno es superior a otro y lo que sí que hay que hacer es identificar el temperamento de cada miembro de la familia.

También suele haber una relación entre el temperamento de los padres y el modelo educativo que aplican. Así, los padres sanguíneos y flemáticos suelen ser permisivos (pues evitan el conflicto). Los padres melancólicos también suelen ser permisivos pero estos por su aversión a la confrontación. Los padres coléricos suelen optar por el modelo autoritario.

El objetivo no debe ser cambiar a nadie sino cambiar la forma como los trato ya que “cuando cada miembro ocupa su espacio natural, los demás tienden a gravitar hacia su propio lugar sin necesidad de luchas intensas”.

El amor, por ejemplo hacia los hijos, une a través del circuito de la recompensa y por tanto motiva y entusiasma desconectando la capacidad de crítica social.

Uno de los objetivos principales como padres es dar muestras de comportamiento empático y positivo.

Los hijos, antes de enfrentarse al mundo han de haber experimentado el amor incondicional (aceptar al niño por aquello que es y no por aquello que hace – hecho que el identificará por nuestros actos diarios y no por nuestras palabras) y por tanto sentirse digno de ser amado. En oposición a esto solemos sobreproteger en el plano físico y los abandonamos en el plano emocional.

No dar este amor incondicional suele provocar inseguridades que acaban en reclamos de atención cada vez más insistentes e inoportunos que acaban con faltas de disciplina.

Dando el amor incondicional será capaz de aceptar la disciplina coherente y firme, tendrá una autoestima saludable, confiará en sus capacidades para salir adelante, se conocerá y aceptará quien es. Permite tener seguridad y por tanto permite pensar en los demás (sin seguridad no se puede pensar en los demás).

Aprender a amar y ser amado de forma incondicional es una de las herramientas más poderosas que existen de transformación personal y de reconciliación de una persona consigo misma.

Los lenguajes del amor. Hay cuatros lenguajes básicos: el contacto físico, el compartir tiempo de calidad, los actos de servicio y el de las palabras. Cada persona se siente cómodo para percibir y expresar en uno o dos lenguajes y puede ser diferente el de percibir que el de expresar. Para descubrir cuales son los principales en nuestros hijos y seres queridos nos tenemos que fijar en aquello que nos reclaman con más asiduidad.

Si conseguimos acostumbrarlos a percibir y expresar en los cuatro lenguajes en un futuro también lo harán ellos.

El contacto físico, por su carácter directo y cálido es importante cuando uno está enfermo o triste.

El tiempo de calidad se percibe si no hay ningún objetivo que cumplir y por tanto se dá la conversación; un buen momento es antes de dormir.

Los actos de servicio son difíciles de hacer a personas muy perfeccionistas ya que no dejan hacer nada. Ojo con los regalos de primera necesidad (ya que como no suelen darse en días especiales, parecen debidos y no permiten mostrar el amor que subyace detrás de ellos; que nos guíen a escoger sus regalos es positivo ya que les permite empezar a distinguir entre deseos fugaces de deseos más profundos.

Con las palabras hay que tener especial cuidado con las negativas; si aún así se dicen es importante disculparse. Hay que tener en cuenta que no se las dejaríamos decir a ningún vecino – y para ellos es mucho más importante lo que digamos los padres y no tanto los vecinos.

El comportamiento de los niños siempre está ligado a la necesidad de recibir amor.

La educación emocional inteligente enseña al niño a tolerar la frustración y a comprender y aceptar que los demás también tienen sus necesidades y derechos.

  1. La resolución de conflictos.

Ante un conflicto, por motivos fisiológicos, solemos situarnos a la defensiva; este hecho biológico dificulta la resolución pacífica del mismo. “El conflicto, sin embargo, es un hecho natural e inevitable. No todos los conflictos pueden solucionarse; pero aquellso que sí podrían resolverse exigen que seamos conscientes de que el conflicto tiene aspectos positivos: puede enseñar a transigir, a establecer nuevas relaciones, a aprender a través de las experiencias, a perdonar, a comprender, a ponerse en el lugar de los demás, a cambiar de mentalidad, a llegar a un consenso, a ver el conflicto como una oportunidad de crecimiento…”

La disciplina coercitiva tiene efectos preocupamente a medio y largo plazo. El niño que se siente injustamente castigado acaba perdiendo la confianza y o desarrolla una sana autoestima.

La escucha reflexiva es aquella que transmite empatía y respeta y da oportunidad de expresarse.

Es importante aprender a pedir disculpas.

Disciplinar: De cara a los niños es importante atender a la causa de los conflictos y quitar importancia, con cariño, a las demandas de atención constante. Cuanto más duro son los castigos menos probabilidad hay de que el niño cambio de actitud. Por tanto es más importante y eficaz la crítica constructiva (específica, sugiera soluciones, no roce la crítica personal) acompañada del ejemplo, la inspiración y la confianza.

Disciplinar es ceder responsabilidad paulatinamente (hay que poder elegir para poder responsabilizarse) y hay que tener en cuenta que a menor responsabilidad menor motivación.

La disciplina parental da autocontrol, tolerancia a la frustración. Para ello hay que corregir en privado y si está arrepentido interrumpir la medida. Un error común es no disculparlo cuando se ha producido en situaciones estresantes.

La ira, como cualquier emoción negativa, nos ha ayudado y ayuda a sobrevivir – además de ser el germen de la justicia social[3]. Por tanto lo importante es reconocerla y controlarla[4] (gestionarla). Para conseguirlo es importante enfrentarse a los problemas cuando son pequeños – para sí evitar el efecto bola de nieve. Su manejo (comprenderla y expresarla de forma sana hacia su causa original) es uno de los mayores retos y logros en la educación.

Crisis emocionales (sentir dos emociones contradictorias al mismo tiempo -ir por primera vez al campamento provoca orgullo por la independencia y a la vez echar de menos a sus padres). Una guía para ayudar a resolverlas es: 1. Ser consciente de las emociones del niño; 2. Ver la emoción com una oportunidad para la intimidad y el aprendizaje; 3. Escuchar con empatía, validando los sentimientos del niño; 4. Ayudarlo a encontrar las palabras que definen su emoción o sentimiento; 5. Poner límites a la emoción, mientras se exploran conjuntamente las estrategias para resolver el problema.

Felicidad: una de las variables importantes para conseguirla es tener la sensación de controlar nuestro destino.

  1. Camino hacia la madurez adulta (la adolescencia).

En la adolescencia es cuando se empieza a ampliar el contexto; este hecho se da paralelamente a la falta de conocimientos prácticos y con una experiencia vital muy escasa; esto provoca, por ejemplo, que los sentimientos sean mucho más drásticos pues no saben, todavía, que el dolor se calma con el tiempo.

Dicha ampliación contextual provoca la desatelización familiar (y los padres pasan a sentir que dependen de ellos a esperar que les den trabajo como consultor externo de sus hijos).

En esta época es muy importante sentirse conectado (por una comunidad, el arte, la naturaleza o el deporte) y que se pertenece al mundo. Para ello es importante el silencio, el intentar ir más allá[5], la alegría, la creatividad – que a educación formal tiende a despojar-, marcar los ritos o pasos de iniciación. Hay que rodearlos de una comunidad social estable y fiable.

El grupo es muy importante porque a través de el se reflejan y logran comprenderse y aceptarse.

Presentan un rechazo visceral a la autoridad.

Hay que mostrar respeto por ellos y sus sentimientos.

Hay que saber alejarse pero seguir conectado.

Hay que dar libertad para la experimentación y el crecimiento individual.

Ofrecer un continente más o menos seguro.

Expresar el amor hacia los demás de forma explícita (ejemplo de la carta, entre alumnos de secundaria, con las cosas positivas que uno tiene); dicha expresión es uno de los hechos más valiosas y menos valorados.

Posibles actuaciones: a) hablar sobre las posibles emociones de actores o protagonistas de libros y películas (de Romeo y de Julieta). b) aplicar métodos de la School Connect que incorpora enseñanzas emocionales a contenidos curriculares; c) mostrar la interdependencia que de da en el mundo natural les permite extrapolarla a la que se da entre los miembros de un grupo humano o sociedad; d) aprender (a pintar, a jugar) supone una superación al complejo de no saber o no ser capaz de y por tanto da muestras de que el esfuerzo y la disciplina dan resultados notables.

  1. Emociones del resto del mundo.

Des de la infancia se nos suele enseñar a desconfiar de nuestros sentimientos (y buscamos la aprobación para no salir fuera y sentirnos abandonados); ello provoca que la mayoría de los adultos vayamos con corazas y evitemos las relaciones humanas íntimas[6].

Empatía. Es la habilidad de reconocer y sentir lo que otra persona siente; el pensamiento inductivo (aquel que piensa en los efectos de las cosas) ayuda a su desarrollo.

Herramientas comunicativas emocionales. Hay que evitar imponer soluciones (si un miembro de la pareja expone un problema y el otro sólo da posibles soluciones el primero acabará pensando que es demasiado débil; por tanto primero dar un masaje, preguntar cómo estás y luego buscar, conjuntamente, posibles soluciones – si no las ha dicho la persona mientres le hacíamos el masaje).

  1. Aprendizaje del amor y del sexo.

Como todo aprendizaje, el del amor y el sexo, también exigen esfuerzo, disciplina y ciertos conocimientos.

El amor romántico es un sistema de motivación y de recompensa del cerebro. Es una forma de intuición que permite ver al otro sin juzgarlo, traspasando barreras de su ego, captando el potencial positivo del otro.

Da fuerzas al que es amado (por eso irradian seguridad, “brillan”).

Si en una relación se producen críticas ello lleva al desprecio, a ponerse a la defensiva y al final a la cerrazón emocional.

Características del amor: Ánima-animus: sentimos amor pasional cuando alguien refleja aquellos elementos que no expresamos de nestra personalidad. Proyección: vemos un hecho e imaginamos otros en el ser amado (puede ser un problema). Intimidad: no quieren enfrentarse (debilidad, inmadureza).

No depender (el hacerlo refleja un modelo feudal) y respetar los límites de la pareja.

No se puede vivir sin amor (lo que nos lleva a aceptar el modelo de amor que hemos recibido, por muy malo que sea).

Cuando hay que enseñar sexo y amor primamos lo primero a lo segundo.

El desamor es inevitable .

El amor es más una respuesta química instintiva más que una evaluación objetiva .

Una separación no tiene porqué considerarse un fracaso.

Lo contrario al amor y el miedo no es el odio sino el olvido.

Actuaciones:

No reirse de la vena romántica de los jóvenes (esto seguramente se da a que poco maores crren en el amor[7]).

  1. Emociones negativas y ego.

Las emociones básicas negativas son: la tristeza, la ira, el asco y el miedo; la emoción básica positiva es la felicidad.

Reprimirlas las convierte en una bomba de relojería (y por tanto incontrolable). El antídoto consiste en reconocerlas y gestionarlas.

Hay tres formas básicas de enfrentarnos a las emociones negativas: la resignación (y por tanto aceptarlas), es escapismo (fijarse en ocupaciones y placeres alternativos) y el contraataque. En cambio, el sentirse perdido es una fase previa y necesaria hacia un cambio en la vida; es una crisis y una oportunidad.

La oportunidad que representa el sentirse perdido suele quedar solapada por el miedo (al dolor) ya que exacerba las defensas del ego que resiste a rectificar.

Por este motivo hay que desnudar los miedos para que no sustenten nuestra vida. Además, una disposición emocional positiva conlleva una mejor salud física; por el contrario, el estrés emocional continuado daña el cerebro (y cuanto más joven se es más vulnerable se es a estas agresiones). Este daño es producido por el cortisol que daña el hipocampo (zona que regula el humor y la memoria), debilita el sistema inmunológico, deteriora los reflejos cognitivos e impide la regeneración de neuronas. Además de todos estos daños hay que tener en cuenta que biológicamente, las emociones recurrentes suelen convertirse o actuar como adicciones.

La seguridad y la estabilidad, más allá de las rutinas diarias – que conlleva una mejor disposición emocional positiva – es función del sentimiento de conexión, en lo que la adolescencia es un período clave.

La sociedad utiliza el potencial incontrolado de las emociones negativas para hipotecar a las persones con necesidades que al final nos acaban atando – más que liberando y dando la supuesta felicidad.

Biológicamente también hay diferencias entre hombres y mujeres. Las mujeres están codificadas para la empatía, utilizan el prefrontal y por tanto suelen tener buenas relaciones sociales. Suelen expresarse bien mediante la palabra, expresiones faciales y lenguaje corporal.

Los hombres están codificados para comprender, construir sistemas, subrayan la ira, niegan el miedo y la tristeza, y suelen reprimirse aunque antes de la pubertad suelen expresarse de forma similar. Los hombres tienen tres sentimientos muy relacionados, la ira, el triunfo y el placer y suelen tener miedo a la inundación emocional.

A nivel social las chicas esperan agradar y los chicos esperan ser respetados.

  1. Emociones positivas e intuición.

Las emociones positivas, para sentirlas, hay que recrearse en ellas de forma consciente, de manera deliberada.

La felicidad es una emoción compleja porque incluye muchas otras (como el compromiso, la lucha, el reto, el dolor…).

Los rasgos emocionales positivos resultan contagiosos (debido, en parte, a las neuronas-espejo). Se activa principalmente el prefrontal que también es crucial para el control cognitivo; lo que demuestra que emoción y cognición están solapadas.

En el sentimiento de las emociones positivas influye la genética (prefrontal) pero también la dopamina y endorfina (que su manipulación es adictiva[8]), y la vasopresina y oxcitocina (que su modificación no es adictiva).

El sistema parasimpático es el que activa las emociones relajantes ( y el simpático las estresantes). Para estimularlo va bien:

la meditación,

las relaciones amorosos satisfactorias,

la relación con los animales,

relaciones interpersonales de ayuda y compasión y

ejercicio moderado.

Uno de los estados característicos de estas emociones es el de fluir (estar absorto). Para conseguirlo es importante: tener metas claras, tener una concentración intensa en un campo limitado y se caracteriza por: pérdida de autoconciencia, sentido del tiempo distorsionado, retroalimentación directe e inmediata, equilibrio entre reto y habilidad, actividad intrínsecamente gratificante, controlar personalmente la actitud, se lleva a cabo sin esfuerzo.

.Para conseguir estos estados emocionales positivos hay que:

fomentar la curiosidad (que es un antídoto contra la desesperanza).

Desarrollar la creatividad que estimulará la resolución de problemas.

Disfrutar conscientemente del momento presente.

Modificar deliberadamente el entorno para que nos sea más agradable.

El dinero no da la felicidad.

Fomentar el optimismo (buena disposición hacia las cosas)

Practicar el humor y la risa (ya que biológicamente también implica la producción de endorfinas).

Soñar.

Fomentar activamente nuestra visión personal (evitando que lo real y lo ideal se nos distorsiones mucho).

Convivir con las restricciones y limitaciones.

La tiranía de la felicidad consiste en que para sentirla se necesita un contraste – con tiempos pasados o con situaciones paralelas negativas.

La intuición es muy válida e interesante si está anclada en patrones emocionales sanos y acordes con nuestra forma de ser y sentir.

El autocontrol es uno de los indicadores más certeros del éxito de la vida de una persona. Como también se puede convertir en un problema no está de más hacer un test para comprobar nuestro nivel de autocontrol (en el libro hay uno).

Otros ejemplos de salud emocional son: la capacidad del compromiso, la madurez emocional, el autocontrol y el enfrentarse a los retos.

Hay dos tipos de emociones, las choque, que són efímeras y dopantes (que no requieren esfuerzo) y las contemplativas, que son vivenciales internas (y que requieren una interacción activa).

  1. Adulto libre: desaprendizaje.

Lo que está en la consciencia puede curarse o desprogramarse; lo que queda en el inconsciente ata sin remedio.

Para evitar que pasen cosas al inconsciente es necesario un trabajo de mantenimiento que consiste en: recordar, desbrozar, descubrir, añadir, plantar y alimentar. En esta línea, el analfabetismo del futuro no será no saber leer y escribir sino no ser capaz de aprender, desaprender y volver a aprender.

El miedo es un factor condicional, por eso es importante enfrentarse a el para vivir mejor. Debido al miedo intentamos mantener las incertidumbres al mínimo y por eso solemos encerrarnos en vidas con poco riesgo. Es importante primero convivir con el para luego no permitir, de forma consciente, que limite nuestras vidas[9]. A medida que encajamos en el orden establecido nos convertimos en parte del ego colectivo. Por este motivo, elementos libres inspiran temor.

Para superarlo están las terapias de exposición que permiten desaprender y reasociar sentimientos; consiste en apuntarnos pasos intermedios, marcarnos un tiempo y escoger una persona de apoyo.

Además de conocerse a sí mismo es más importante saber que queremos hacer con este conocimiento y como lo encajamos en nuestra vida actual. Por eso desaprender es un proceso y no un destino.

El budismo no reprime los deseos, no les da una expresión ilimitado sino que intenta que las personas se liberen de las emociones negativas.

  1. Frases.

Primero sentimos y luego pensamos y actuamos.

Toda decisión está influida por la emociones y ni la sociedad ni las familias nos suelen enseñar a gestionarlas.

Todas las emociones y deseos son aceptables (no así los actos que ellas puedan provocar).

la indiferencia es más peligrosa que la ira o el odio

La convivencia armoniosa no surge de forma espontánea e instintiva.

“Cuando cada miembro ocupa su espacio natural, los demás tienden a gravitar hacia su propio lugar sin necesidad de luchas intensas”

Solemos atender primero las necesidades físicas (pues son más sencillas) pero tratamos menos (o incluso olvidamos) el amor, que será lo que les permitirá tener seguridad para amarse y para amar a los demás.

Hay que tener en cuenta que los hijos, antes que el lenguaje perciben mensajes emocionales

El conflicto puede enseñar a transigir, a establecer nuevas relaciones, a aprender a través de las experiencias, a perdonar, a comprender, a ponerse en el lugar de los demás, a cambiar de mentalidad, a llegar a un consenso, a ver el conflicto como una oportunidad de crecimiento…”

Cuanto más duro son los castigos menos probabilidad hay de que el niño cambio de actitud.

A menor responsabilidad menor motivación.

Felicidad: una de las variables importantes para conseguirla es tener la sensación de controlar nuestro destino.

En la adolescencia es cuando se empieza a ampliar el contexto; este hecho se da paralelamente a la falta de conocimientos prácticos y con una experiencia vital muy escasa.

A los adolescentes hay que retarlos porque el potencial mental es extraordinario.

Saber no es ni la mitad de importante que sentir (por tanto hay que soltar lastre de contenidos y dejar espacio para que puedan expresar sentimientos).

Como todo aprendizaje, el del amor y el sexo, también exigen esfuerzo, disciplina y ciertos conocimientos.

Las emociones mandan sobre nuestros pensamientos.

El estrés emocional continuado daña el cerebro

Lo contrario al amor y el miedo no es el odio sino el olvido.

Lo que demuestra que emoción y cognición están solapadas

Lo que está en la consciencia puede curarse o desprogramarse; lo que queda en el inconsciente ata sin remedio

Elementos libres inspiran temor.


[1] Es seguro que si esto pasara los chillidos o críticas que se estuvieran produciendo en ese momento cesarían de inmediato.

[2] A los 6 meses son capaces de entender las intenciones de las personas y los efectos de sus actos.

[3] Y sin ella nos inhibiríamos.

[4] Página 90 pone un ejemplo de lectura para jóvenes que ante la ira por haber matado (una banda) a un amigo, se llega a canalizar la ira para que consiguieran estudiar, ir a la universidad, convertirse en jueces y poder encerrar a esas personas.

[5] Hay que retarlos porque el potencial mental es extraordinario.

[6] El libro Vida de consumo de Z.Bauman, también resumido, dedica un capítulo a este hecho.

[7] Que puede representar y exigir el amor (página 133).

[8] Es lo que alteran las anfetaminas.

[9] Explica una terapia para superar situación que nos provocan miedo.