dimarts, 28 de desembre del 2010

Cooperatives de consumidors de productes ecològics: funcionament i beneficis.

LAS COOPERATIVAS DE CONSUMIDORES DE PRODUCTOS ECOLÓGICOS: otra forma de cambiar el mundo a través del consumo diario y de primera necesidad.

Unir un conjunto de familias y productores agrícolas a través del consumo. Esta es la estrategia que utilizan las familias que pertenecen a las cooperativas de consumidores (de productos ecológicos) para transformar su realidad.

En una cooperativa de consumidores de productos ecológicos (CCPE) un grupo de familias se une y organiza para comprar los productos que necesitan a los productores agrícolas. Dicha compra, por tanto, se realiza de forma conjunta y sin pasar por intermediarios.

Para conseguir esto, el productor, a inicio de mes, informa de sus productos y precios. Las unidades familiares (UFs), cada semana, apuntan los productos que quieren y las cantidades. Esas demandas familiares se suman y se envían al productor para que las sirva la semana siguiente. Unos miembros de la cooperativa, siguiendo unos turnos semanales distribuyen en la cesta de cada unidad familiar lo que ha pedido.

Mediante este proceso, de forma semanal, cada unidad familiar recoge su pedido, hace el de la semana siguiente y colabora a transformar su realidad.

Dicha transformación de la realidad es posible ya que…

  • Por el hecho de organizarnos directamente con los productores:
    • Se evitan los intermediarios (que suelen ser grandes multinacionales y las que se llevan la mayor parte del beneficio de nuestras compras habituales).
    • Se potencia el consumo local (evitando los alimentos kilométricos – y por tanto el consumo de recursos fósiles y la contaminación).
    • Se crean grupos de acción (lo que permite transformar un hecho individual, como es el consumo de productos, en un hecho colectivo).
    • Se ayuda a que el mundo rural no se despueble ( y por tanto que grandes extensiones de terreno queden deshabitadas e improductivas y no se concentre la población en las ciudades),
    • Se puede escoger a los productores (y por tanto evitar aquellos que exploten a sus trabajadores y potenciar a los nuevos y jóvenes productores).
  • Por el hecho de consumir productos ecológicos.
    • Se reduce la contaminación (del ambiente y de las aguas por la aplicación de agroquímicos).
    • Se favorece las pequeñas explotaciones (y por tanto un mayor número de trabajadores).
    • Se tiene una mejor salud ( y por tanto menos gasto para la seguridad social).
    • Se consumen productos de temporada (y por tanto que no han necesitado instalaciones contaminantes – como invernaderos o cámaras de refrigeración y congelación).
  • Por la unión de organizarnos como cooperativa y consumir ecológico.
    • Se permite que los productos ecológicos no sean sólo para una élite económica; la eliminación de los intermediarios permite compensar el incremento de coste que supone producir ecológico.
    • Se reduce mucho la generación de residuos no orgánicos procedente de los envases (ya que los productos se sirven a granel y, cuando no es posible, se potencian los productores que utilizan envases retornables)

Actualmente, en las cooperativas es fácil encontrar frutas y verduras, conservas, legumbres, zumos, lácteos, carne y proteínas vegetales de producción ecológica. También es usual encontrar productos de comercio justo (a veces también ecológicos).

La idea de organizarse para consumir no es sólo aplicable a los productos ecológicos. También se puede hacer para otro tipo de producto; sean cuales sean los productos, los beneficios sociales, económicos y medioambientales también serán muchos. Es responsabilidad de todas idear y saber crear dichas redes.